El ser humano es finito en un mundo infinito. Limitado en un universo ilimitado. Carente en un universo abundante. Imperfecto en una realidad perfecta. El humano es pequeño, efímero, fatal, a veces cruel, otras lo contrario. Destruye más de lo quisiera crear. Sueña más de lo que quisiera tener. Duerme en las ramas de lo imposible que cuelgan flojas sobre el precipicio de la nada. El hombre, si me perdonáis, es un patético ser. Pero sobre todas las cosas que atacan a su existencia, el hombre es libre.